¿Qué Colombia es un país de sapos? Eso dicen por ahí, pero contrario a lo que ustedes piensan, no se refiere a que estemos en un país lleno de soplones, sino a que estamos en el segundo país del mundo con mayor diversidad de anfibios.
¿Anfibios? ¿Pero no estábamos hablando de sapos? ¿Son acaso lo mismo?
Según la Real Academia Española un Anfibio es un “animal que puede vivir indistintamente en tierra o sumergido en el agua” como hacen las ranas y los sapos conocidos por todos y es que la palabra “Anfibio” deriva de dos palabras griegas que significan “doble” y “vida” y que claramente reflejan la adaptación de estos animales a vivir en hábitats terrestres y acuáticos.
Entonces de acuerdo a lo anterior y a lo que mucha gente cree, sí, los sapos si son anfibios, al igual que lo son las ranas. Para referirse a ambos se utiliza la palabra Anuros. Ahora bien, ¿porque muchas personas hacen una diferenciación entre sapos y ranas? En el mundo de la biología no existen argumentos para una división clara en dos grupos, no obstante, las ranas suelen caracterizarse por tener cuerpos más esbeltos y con piel lisa mientras que los sapos son de cuerpos robustos y pieles rugosas. Pero tanto unos como otros tienen una piel que siempre permanece húmeda, característica que comparten con otros miembros del grupo de los anfibios como las salamandras, que con frecuencia son confundidas con lagartijas por su forma alongada y cola larga, y las cecilias, que semejan serpientes pequeñas.
¿Pero por qué dedicarle un espacio a estos animales?
Aunque muchos no estén enterados, hoy 20 de marzo se celebra el Día Mundial de las Ranas, lo cual se convierte en la mejor excusa para recordar por qué estos seres son importantes para los ecosistemas y para nuestra vida misma y por qué debemos apoyar su conservación.
Las ranas (al igual que todos los anfibios) existen desde hace aproximadamente 360 millones de años y según la teoría evolutiva, fueron los primeros animales vertebrados en vivir en la tierra. Han estado presentes en todas las culturas y han sido símbolo de fecundidad, magia y hasta presagio de lluvia para muchas tribus indígenas. Incluso en la actualidad las ranas y los sapos siguen “estando de moda” y los hay tan carismáticos como la Rana René o los sapos de los cuentos que luego se transforman en príncipes.
Pero más allá de esto, es muy poco lo que mucha gente sabe de las ranas, los sapos y en general de los anfibios o ¿Acaso usted conoce para qué sirve aquel sapo que encontró en el patio de su casa? ¡Le aseguro que sirve para mucho más que asustar a la vecina!
Las ranas y los sapos son bioindicadores. En términos simples bio-indicador significa que informan sobre la buena calidad del ambiente, principalmente del aire y del agua. Además, son controladores de plagas, pues al alimentarse de insectos, limitan la sobrepoblación de zancudos y cucarachas entre otros. Pero también son presas, otros animales se alimentan de ellos y por tanto ayudan a mantener el equilibrio de las redes alimenticias. De ranas y sapos también se extraen compuestos que sirven como insumo para la producción de medicamentos.
Desafortunadamente en los últimos años las ranas, los sapos y los demás anfibios se han visto en peligro. Acciones humanas como la destrucción de bosques, la contaminación de fuentes de agua, la introducción de especies exóticas (por ejemplo la rana toro que se come a otras ranas), la sobre explotación para usarlas como mascotas o extraer medicinas han ocasionado que sus poblaciones estén disminuyendo. Adicionalmente el cambio climático (las ranas son muy sensibles a cambios en la temperatura) y la aparición de enfermedades que atacan exclusivamente a estos animales, como el hongo Quitridio y los rana virus, están ocasionando grandes mortalidades e incluso la desaparición de muchas especies.
El panorama es tan crítico para ranas, sapos y anfibios en general, que de las aproximadamente 6300 especies de anfibios que existen, casi un tercio está amenazado. Para Colombia el panorama no es muy alentador, de las 755 especies de anfibios que posee nuestro país y de las cuales 330 son exclusivas de Colombia (no viven en ningún otro lugar del mundo), 14 están al borde de la extinción y 141 más están amenazadas.
Por eso este Día de Mundial de las Ranas está pensado para reflexionar, aún estamos a tiempo de salvar a muchas de las especies. Salvar a las ranas, los sapos y los anfibios implica garantizar la perdurabilidad de los servicios que derivamos de ellos.
Alrededor del mundo se han gestado muchas iniciativas y se están desarrollando investigaciones para contribuir a su conservación, sin embargo, la conservación no se puede hacer sin el apoyo de todas las personas, personas como usted y como yo.
Por: Andrea Echeverry, coordinadora de colección animal Zoológico de Barranquilla